El entorno

La Finca “El Anillao-Casa Ruíz” está dentro del Parque Natural de la Sierra de la Pila. Este parque regional, con 8836 hectáreas -uno de los parques regionales de menor tamaño de Murcia-, es un espacio privilegiado poco explorado y visitado, que conserva una gran diversidad de ambientes y ecosistemas propios de estas latitudes. La Sierra de la Pila es uno de los últimos rincones por descubrir de la geografía murciana, habiendo estado siempre muy ligada al hombre como suministrador de recursos naturales (madera, carbón, esparto, pozos de nieve, caza...) por lo que antaño estuvo más poblada que en la actualidad.























Su protección ha sido determinante para salvaguardar sus valores medioambientales. Está declarada ZEPA (zona especial de protección de aves). Desde el punto de vista faunístico destacan las rapaces como el águila real, águila perdicera, águila culebrera, azor, gavilán, búho real, petirrojo, abejaruco. Habitualmente se divisan buitres leonados. Dentro de los mamíferos destaca la gineta, gato montés, garduña, comadreja, zorro, tejón, jabalí. En la década de los setenta se podía disfrutar del casi extinguido lince ibérico. Sus últimos datos corresponden a los primeros años de los noventa. Existen especies de anfibios como el sapo corredor y el común. Entre los reptiles destacamos el gran Lagarto Ocelado, la Lagartija Colilarga, la Culebra de Escalera, la Bastarda, la de Herradura y la tan esquiva víbora.























La Sierra de la Pila contiene una gran tesoro forestal. Están catalogadas más de seiscientas especies vegetales. En las cumbres encontramos carrascas y sabinares. En las cotas más bajas surge un sotobosque de atochas, romeros, tomillos, jaras y enebros, que algunos vecinos utilizan para dar aroma y sabor a la ginebra.

En la cara norte una imponente masa forestal viste la cumbres, collados y quebradas. La Pila se caracteriza por sus endemismos y las especies protegidas. El 10% de las especies de flora de la península ibérica se dan cita en esta sierra. Algunas terrazas de viñedos salen al paso junto con almendros, olivos y espartales, cultivos tradicionales en vías de extinción de los que se alimentan conejos y roedores.























Desde su agreste cumbre, de 1264 metros de altitud, se divisa buena parte de la geografía murciana: al Norte, el altiplano y la Sierra del Carche; al Oeste, las sierras próximas a Moratalla, el Almorchón, el castillo de Cieza y el Valle de Ricote; al Sur, la vega del río Segura, las Sierras de Carrascoy, El Valle y el Mediterráneo; y al Este, la popular Silla de montar y las tierras sedientas de Fortuna.

Además de su gran diversidad faunística y florística, destaca su interés geomorfológico, tectónico y paleontológico.























En el plano turístico hay que mencionar que en la localidad de Fortuna, a unos veinte minutos de la finca se encuentran sus famosos baños de época romana. También es de visita obligada el pueblo abandonado de San Joy.

Subsisten todavía una serie de aldeas próximas a la casa como la Peña Zafra, Hoya Hermosa, la citada Fuente blanca. En la solana se enclava la pequeña villa rural de La Garapacha. Una característica de esta sierra es la gran cantidad de nacimientos de agua que emanan a través de diversas fuentes como la fuente de la Higuera, fuente de La Vereda, fuente de la Hoya Hermosa, el nacimiento de la Garapacha…